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Cuando por motivos técnicos decidí que iba a renovar mi web profesional de psicóloga y terapeuta, no pensé que esto supondría una especie de reencuentro con mi historia profesional y personal de los últimos 12 años. ¡menudo viaje releer mis antiguos poemas y reflexiones! En cierto modo me parecen antiguos y en cierto modo me parecen totalmente actuales. Es que claro, así son las transiciones entre etapas vitales. Cada vez que dejamos atrás una etapa y nos adentramos en la siguiente se abre una especie de portal, donde lo antiguo no se va del todo y lo nuevo aún está por llegar. Esa incertidumbre nos atemoriza.
Los ritos nos ayudan a poner conciencia y atravesar portales con la comunidad a la que pertenecemos, y las transiciones vitales nos pueden llegar a pasar desapercibidas. Hay que parar, y hacerlo me sirve para digerir lo vivido, mirar atrás y recoger lo aprendido, a veces con gusto y otras a golpe de vida.
En este momento, me doy cuenta de que quiero homenajear lo vivido con mis pacientes, las cosas bellas (mayoría), las difíciles para ellos/ellas y para mí y, como no, los retos. Me siento honrada de ser testigo, catalizador y contenedor de tanta vida. Siempre digo que es como vivir muchas vidas en una, acompañar la historia y la vida de otros.
Releer mi blog ha sido, inesperadamente, parte de un ritual de paso que me ayuda a poner orden en lo vivido para preparar el nido personal y profesional. Esta vez, el nido va a acoger mi madurez, va a acogerme y recogerme, a hacer hueco a lo nuevo. Sea lo que sea que me traiga la nueva etapa, lo pondré al servicio de mí misma y -como ondas concéntricas al tirar una piedra al mar- de mi gente y de mis pacientes.
Siento llegar la madurez en mí, la oigo en el cuerpo y en el corazón y deseo aprender, vivir con consciencia la nueva etapa. Quiero disfrutar de mi nuevo hogar en el bosque, irme un poco hacia dentro, gozar de tiempos sin prisa para el jardín o para el huerto, cocinar, coser, escribir, dibujar, contemplar, saborear. Tiempo también para compartir con mi gente querida. Siento que la madurez tiene muchos regalos, en especial para las mujeres, y me quiero preparar para poder recibirlos: serenidad, intimidad, creatividad, sabiduría, desapego. Vaya, que me lo quiero tomar en serio trabajando menos y respirando más.
Así que por un tiempo pauso los grupos de formación porque me apetece disfrutar de más fines de semana y recoger un poco mi energía. Tengo intención de ir compartiéndome de vez en cuando en este blog, a través de mis reflexiones, artículos, imágenes y poemas. Y por supuesto, sigo ahí para mis pacientes.
Porque para mí, esta profesión no solo es una vocación, es como hacer artesanía de las relaciones humanas; abrirme al encuentro, estar disponible, dejarme sorprender y acompañar las sombras sin perder la confianza en algo que nos sostiene a todos y que es un absoluto e inabarcable Misterio.