ni sonreír, ni llorar
«A sonreír no me atrevo y para llorar no tengo tiempo». Cuanto nos puede pesar a veces la propia alegría si no podemos compartirla o creemos merecerla. Sentimos que tampoco nos podemos permitir el tiempo de llorar, por miedo a flaquear en ese esfuerzo que a veces supone salir adelante en situaciones muy difíciles. Esta frase real y profunda, es la jaula de las emociones, nuestros miedos son la bestia que hay dentro. Y sin embargo, si pese a todo, sí sonreímos y sí lloramos, podremos ver como se deshace el hechizo, se abre la jaula, y la bestia no es más que un ratón, capaz de corretear por cualquier campo.
(Gracias, Eldénida)
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