Escuchar en la espera

A veces el movimiento es mínimo. Hay un tiempo, a veces corto, a veces largo, de espera en quietud. Recogerse en sí mismo para escucharse, escuchar. Parece que nada sucede pero siempre sucede todo. Todo vive alrededor. Es momento para escuchar, escucharse, sin perderse. Y de pronto el movimiento surge, sin pensamiento, intuición pura, sin sobresaltos, sin sobreactuación, sin desespero. Así, sencillamente. (con agradecimiento a Andres Waksman y al movimiento auténtico)

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