La sangre que empuja a tientas
La sangre de los nuestros, nuestra sangre, fluye por generaciones, empujando; a veces fertilizando, otras arrasando… no hay diques que retengan la vida que nos llega a través de nuestros ancestros. Si el dolor me hace cerrar los ojos, sólo parecerá que se detenga, pero la sangre empuja en lo profundo, me une y me vincula con todos ellos, los que ya se fueron. Sólo puedo mirar, asentir a lo que fue, reconocer en ellos su dolor y su fuerza, darles su lugar de dignidad, con todo. Y yo, pequeña en mi ahora, simplemente formar parte de ese clan, humildemente, inclinándome ante los que ya vivieron sus vidas, aceptando la mía -quizá más facil, quizá más difícil- y liberando así un poco más, a los que han llegado, a través mío, después de mí.
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