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La terapia de verano se llama vacaciones

Los humanos tenemos tendencia a acumular. Acumulamos cosas, conocimientos, dinero, afectos, pertenencias, a veces experiencias… y también cansancio. Cuando llega el calor, el final de curso escolar, llevamos sobre nuestras espaldas muchas horas de trabajo, de conflictos, de gestiones y problemas varios por solucionar. ¡¡Buf!! A menudo obviamos nuestras necesidades y también nuestros límites. No podemos con nuestra vida. Quizá sea entonces cuando las vacaciones pueden ofrecernos algo más que un respiro. Pueden ser nuestra autoterapia, el momento que necesitamos para contactar con nosotros mismos, para darnos cuenta de como nos cuidamos (o descuidamos), para tomar conciencia de si la vida que tenemos es la vida que queremos. Y así, decidir actuar  con nosotros y con los nuestros, tomando la responsabilidad de lo que vivimos, dando valor y espacio a aquello que realmente hace que nos alegremos de estar vivos.

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