Latiendo la vida

La vida de cada cual tiene un corazón. Esos hilos invisibles que entretejen nuestra historia, nuestro destino, y conforman un corazón vivo que late, que late.  A veces demasiado deprisa, a veces bombeando demasiado poco, a veces con dolor, con miedo o con timidez, a veces con una expansión que quiere abrirse al mundo. Así, nuestra vida va latiendo, en distintos ritmos, momento a momento. Afina, escucha, atiende el latir de tu propia vida. Un día, no sabrás como, alguno de esos hilos invisibles brillará dorado bajo la luz del amor que fluye al fin. Sin saber como has llegado a ese paisaje,  sin entender, tu cuerpo comprenderá un poco más quien eres. Y ese instante traerá una calma y paz infinitas, un latir acompasado. Por unos infinitos segundos sentiras el amor que atraviesa el dolor y te amarás; y esa vivencia quedará para siempre contigo, la llama que nunca se apaga. (Gracias a todos los que el pasado viernes compartisteis vuestra intimidad y vuestra presencia en la sesión de constelaciones).

 

 

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