El cielo de plomo. Cabezas nubladas de mucho pensar, de querer pensar sin atreverse a sentir. La cabeza pesa, de tanto que se obliga a entender. Quizá llueva, y se disuelvan las nubes, como llanto. Quizá sople un fuerte viento y barra las nubes a algun otro lugar, como rabia gritada. Quizá simplemente mañana salga el sol y se evapore el plomo, como recibir un abrazo y una sonrisa tierna.
