mar 132015

constelaciones ¿esoterismo o terapia? por Ilse Gschwend

«Gran parte del hecho de que las constelaciones puedan ser consideradas esotéricas se debe a que no está del todo claro como pueden los representantes “sentir lo que sienten” y captar con tanta claridad información de otra persona que desconocían completamente.

Desde los conocimientos actuales, las constelaciones se consideran campos en los cuales los representantes entran en una especie de “memoria colectiva” y logran el acceso a la historia de un grupo familiar, sin haber obtenido información previamente. El biólogo inglés Rupert Sheldrake perfeccionó la teoría de los campos morfogenéticos, según la cual la transmisión de información no se da solamente a través de los genes, sino que la energía y sus efectos positivos o negativos también se transporta a través de los llamados “campos mórficos”. El campo se enriquece con cada individuo y cada individuo está “conectado” a él. Entre otras cosas, esta teoría sirve de explicación al hecho de que los representantes, por medio de su percepción, tengan acceso a “la memoria familiar”. C.G. Jung, distinguido representante de la psicología analítica, hablaba hace ya muchos decenios sobre el inconsciente colectivo, al que todos los seres humanos estamos conectados. En este tiempo se han ido añadiendo otros pensamientos teóricos del campo de la neurobiología.

Aun y con todo esto, la experiencia concreta en las constelaciones –y cabe recordar que hay muchos otros tipos de formatos de constelaciones, no solo las “familiares clásicas”- nos lleva una y otra vez al límite de la comprensión, y mucho sigue siendo un enigma.

Sin embargo, más allá de “la espectacularidad” de acceder a esta informacion del campo mediante las constelaciones, los factores esenciales en el desarrollo de la efectividad terapéutica de esta metodología tienen que ver con aquello que causa efecto, aquello que ayuda a las personas y sobre todo con saber que a todos no les ayuda lo mismo. Considero que las intervenciones y los métodos que prometen lo mismo a todas las personas – independientemente de su experiencia vital y de la estructura de su personalidad – no son serios. Desde mi experiencia considero importante que las personas que dirigen constelaciones tengan suficiente conocimiento psicoterapéutico y experiencia práctica de trabajo con clientes, que es lo que más marca su desarrollo personal y profesional. Cabe añadir que el aprendizaje de y con compañeros y compañeras, aquellos que nos sirven de ejemplo (Gunthard Weber, Bert Hellinger, Matthias Varga von Kibed…), el intercambio interdisciplinar, enriquece también la potencia terapéutica del trabajo con diferentes tipos de constelaciones.

Las constelaciones (familiares o de otro tipo) no “sustituyen” a otros métodos terapéuticos y los consteladores y consteladoras cualificados hace mucho que abandonaron esta discusión. Los terapeutas experimentados respetan todas las corrientes terapéuticas, cada una tiene sus posibilidades.Los relatos sobre clientes que tras años de psicoterapia en un fin de semana han solucionado su problema, alimentan la creencia en el “efecto milagroso” de las constelaciones familiares y someten a los consteladores sin experiencia al estrés de tener que lograr lo más rápidamente posible una solución.

Aquel que opine que las constelaciones solas pueden ser utilizadas como “herramientas“ para sanar absolutamente todo está, según mi opinión, totalmente equivocado; un martillo solo no basta para reparar todo lo que se haya roto. Tener una selección de herramientas a nuestra disposición garantiza que los clientes reciban lo que necesitan en su situación actual – y eso no puede ser siempre sólo un martillo. La valoración de qué y cómo actuar corresponde a la terapeuta, y ésta necesita tener suficiente experiencia para ello.

En mi opinión, los parámetros esenciales para este trabajo son el conocimiento, conocer el oficio, intuición, experiencia vital y una humildad férrea. Un punto importante para mí es la experiencia de que no cambiamos los destinos, sino que sólo podemos ofrecer algo – y esto lo podemos ofrecer con todo nuestro corazón.» Ilse Gschwend

(pincha aquí para inscripciones su seminario de C.E. para consteladores en Barcelona a final de marzo)

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