Navidad es siempre un tiempo especial, un tiempo de encuentros familiares en el que se tensan los hilos de las relaciones, las lealtades se ponen en juego y a veces se nos hace difícil sentirnos bien. Sentimos el peso de las mochilas del pasado, la nuestra y las de nuestros familiares. Aquello que en nuestro interior se convirtió en una herida, se revive de nuevo, sin cicatrizar. En una sesión de constelaciones podemos sentir y asentir a lo que fue, tal como fue, y encarar nuestra vida, nuestro proyecto, con la fuerza del amor y con una ligereza reencontrada. (clica aquí para los detalles de lugar, horario y precio)