En brazos de la inocencia
Cuando, exhausta,
puedo sentir la impotencia
de mi batalla perdida
Busco refugio en un abrazo que me ampare
Busco un abrazo fuerte
Que contenga mi furia inútil.
Y cuando, agotada, emerge la tristeza,
Busco el acune
en el regazo de la madre universal y eterna
No hay consuelo para la existencia.
Y al final, desorientada
Solo el abrazo de la inocencia
me encuentra.
Extrañamente, su fragilidad pura
Me consuela.
Es como si supiera entonces
que puedo rendirme
En algún lugar
Mucho más allá de mis pretendidas fuerzas.
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