En mis dedos, el frío de la mañana en la ropa mojada, arrugada… y limpia.
En mi cara, por sorpresa, el primer sol, desafiando confiado, sencillo pero solemne, a la niebla de la noche.
Como es dentro es fuera, si lo creo, si lo quiero, si confío.
Y una fresca alegría corre, sencillamente, porque le da la gana.