La armonización vibracional consiste en un resonar a través de las ondas emitidas por la voz. Las ondas de sonidos armónicos, melódicos o de percusión se expanden a través de nuestro cuerpo acuoso y actuan como un masaje en nuestras células.
Desde tiempos ancestrales la música y los sonidos han acompañado momentos importantes de las personas y procesos de sanación, en todas las culturas del mundo. La voz, además, es el primer sonido con el que nos familiarizamos en el vientre de la madre. Escuchar sonidos harmónicos nos ayuda a conectar con nuestro espacio interior más antiguo y a relajar nuestra mente. Cada onda de sonido que traspasa nuestro cuerpo, empuja y mueve partes de este cuerpo acuático. Igual que hay ruidos que nos tensan y enferman (como el de un martillo neumático), también hay sonidos que nos relajan y nos curan. Ciertas vibraciones producidas por sonidos, en este caso de voz, sirven para equilibar el interior y el exterior a través de las ondas, que resuenan en nuestro cuerpo y más allá.
En sesión individual o grupal, mientras canto armónicos, sonidos y melodías, te puedes sencillamente relajar. Suelo aconsejar que cada persona que participa de una armonización plantee para sí misma la intención para la que quiere que sirvan los sonidos. Puede ser algo general o concreto. Durante la relajación y armonización, a veces se produce un «viaje» al inconsciente, en el que surgen imágenes, emociones o sensaciones que pueden ayudar a encontrar algunas pistas en relación a la intención planteada o a algo que nos preocupa en el momento actual. Estos sonidos y vibraciones, al igual que sucede en otras técnicas energéticas y manuales, nos pueden ayudar a liberar emociones retenidas, abrir comprensiones nuevas o sencillamente acercarnos a un mayor bienestar.
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