Anna Ferre Giménez

No hacer nada. Detenerse y «no hacer nada». Falsamente lo asimilamos a la pereza. Y en cambio, a veces, es sólo cuando estamos «sin hacer nada» que podemos dejar suficiente espacio para escuchar y para sentir. Sentir el cansancio de una cotidianidad estresada, escuchar la necesidad de reposo de un cuerpo que llevamos contra reloj y contra natura … y contemplar. Contemplar que formamos parte de un mundo más grande que nuestro pequeño mundo diario, embelesarnos como un niño con las libélulas o con las olas … y dejar que poco a poco, sin hacer nada, seamos y compartamos sencillamente lo que somos. ¡Felices vacaciones!

En el camí del creixement, i en el de la vida, una i altra vegada topem amb les nostres neures, les nostres limitacions i les nostres pors. Tan hi fa quants cursos, tallers i formacions haguem fet; tan hi fa si hem llegit infinitud de llibres – d’autoajuda, sagrats, plens de coneixement- o si ens hem apropat a grans mestres i persones santes. Allà estem nosaltres, amb les nostres coses, les de sempre. Doncs jo ja no m’hi enfado (no gaire), m’estic fent amiga de tot plegat. Sóc fan de les «segones i terceres oportunitats»… fins a l’infinit i més enllà! Només cal, de tant en tant, parar, mirar-se un mateix des de l’ànima, i mirar-se amb un infinit respecte i amor. I així, cada dia és nou, així cada dia podem veure més a l’altre, una mica més endins també de la seva ànima.

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En el camino del crecimiento, y en el de la vida, una y otra vez nos encontramos con nuestras neuras, nuestras limitaciones y nuestros miedos. Lo mismo da cuantos curos, talleres y formaciones hayamos realizado; lo mismo da  si hemos leído infinidad de libros – de autoayuda, sagrados, llenos de conocimiento-o si nos hemos acercado a grandes maestros y personas santas. Allí estamos nosotros, con nuestras cosas, las de siempre. Pues yo ya no me enfado (no mucho), me estoy haciendo amiga de todo. Soy fan de las «segundas y terceras oportunidades» … ¡hasta el infinito y más allá! Sólo tenemos que, de vez en cuando, parar, mirarse uno mismo desde el alma, y mirarse con un infinito respeto y amor. Y así, cada día es nuevo, así cada día podemos ver más al otro, algo más adentro también de su alma.

Passes valentes, passes tremoloses, passes decidides, descalces o vestides. En el caminar de cadascú, acompanyar des del respecte profund cap a la persona amb el seu ritme -a moments sostenint, a moments tibant, a moments retirant-se- és l’art de qualsevol forma de teràpia.

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Pasos valientes, pasos temblorosos, pasos decididos, descalzos o vestidos. En el caminar de cada uno, acompañar desde el respeto profundo hacia la persona con su ritmo -a momentos sosteniendo, a momentos tensando, a momentos retirándose- es el arte de cualquier forma de terapia.

Pel glaç que hi ha al damunt, no podem predir la fertilitat de la terra. La terra, sota una fina o gruixuda capa de gel, espera. Espera, i alhora dins seu res no s’atura. A fora, la calma, temps al temps, el temps de la terra que no hi entén de les nostres presses ni dels nostres ritmes, que fa tant i tant de temps van deixar de ser el nostre pas a pas natural, que escolta  la terra, que parla amb la terra, que respira  la terra. (ho dedico a tots els que viuen «amb la terra»)

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Por hielo que hay encima, no podemos predecir la fertilidad de la tierra. La tierra, bajo una fina o gruesa capa de hielo, espera. Espera, a la vez que dentro de sí nada se detiene. Fuera, la calma, tiempo al tiempo, el tiempo de la tierra que no entiende de nuestras prisas ni de nuestros ritmos, que hace tanto y tanto  tiempo que dejaron de ser nuestro paso a paso natural, que escucha la tierra, que habla con la tierra, que respira la tierra. (dedicado a todos los que viven «con la tierra»)