Honro mi cuerpo
Por todos los sustos que pasó
Por todas las lágrimas que guardó
Y por las que lloró

Honro mi cuerpo
Por todo el calor con el que gozó
Por toda la tensión que soportó
Por todo el frío con el que se protegió;

Por tanto, que defendió
Y por todo lo que amó, lo honro
Por las hijas que parió,
Y las fiebres que superó,
Lo honro

Sus caminos, los respeto
Sus miedos, los cuido
Sus fuerzas las celebro.
Agradecida, despacio,
Atenta, lo escucho.

Escucho un latido suave y denso,
Abro el corazón y me regalo sentir el eco
Del movimiento de las alas, sonido que se extiende sin límites,
Y que al irse de mí, a mí vuelve,
Más intenso, más sabio, más lleno.

Me hace sentir más vacía de mí,
El cuerpo más pesado, esparciéndose sobre la tierra húmeda y rica,
Como lava incandescente, sin destino, sin prisa, antes de volverse piedra.

Me siento parte, en los ojos de cada compañero, como la brizna de hierba en del prado,
Me siento valiente, llena de la belleza del árbol caído en medio del bosque
Me siento atenta y vigilante, y como la marmota,
Escucho el viento que, generoso,
me trae comprensiones llenas de silencio.

llueve sobre buenos y malos,
llueve sobre campos sedientos -agradecidos.
llueve sobre campos de refugiados -frío en cuerpo y alma
llueve sobre nuestras consciencias -¿despiertan?
llueve, también como una suave bendición.

¿Cómo quedarse en el presente,

cuando vibra en nosotros el pasado,

la historia que fue y sigue moviento cada célula?

¿Cómo quedarse en el presente,

cuando el futuro, más excitante, nos refugia,

o, incierto, nos agita como si fuese real?

¿Cómo quedarse en el presente,

escurridizo y cambiante?

¿Cómo quedarse en el presente,

cuando nos desborda de amor, o de incertidumbre, o de dolor?

El tiempo no existe para las verdades del alma.

Y paradójicamente,

sólo en el estar y el devenir histórico

de nuestro cuerpo encarnado

podemos vislumbrar instantes de nosotros mismos.

Como un regalo ofrecido, inesperadamente,

de la generosa mano de la divinidad que nos alienta.

Azotadas por el viento, mar adentro

las aguas se revuelven con fuerza,

reina el ruido y la confusión.

No hay sur ni norte,

ni este ni oeste. Quizá cerca -o quizá lejos-

el fin del miedo, la inseguridad y el descontrol.

Tras el temporal, los muros

-que se creyeron inamovibles y omnipotentes-

se verán derrumbados…

y la arena de la orilla,

removida, limpia y brillante.

Y dentro, quien sabe,

quizá salgo o alguien habrá conquistado

una nueva fuerza y  nueva libertad.

En els meus dits, el fred del matí en la roba mullada, arrugada … i neta.

A la cara, per sorpresa, el primer sol, desafiant confiat, senzill però solemne, la boira de la nit.

Com és a dins és fora, si ho crec, si ho vull, si confio.

I una fresca alegria corre, senzillament, perquè li dóna la gana.

 

En mis dedos, el frío de la mañana en la ropa mojada, arrugada… y limpia.

En mi cara, por sorpresa, el primer sol, desafiando confiado, sencillo pero solemne, a la niebla de la noche.

Como es dentro es fuera, si lo creo, si lo quiero, si confío.

Y una fresca alegría corre, sencillamente, porque le da la gana.