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Posts by: Anna Ferre
Despeinadas
Observo todas esas palabras
Desordenadas,
A la par que mi pelo, al despertar.
Busco peinarlas y descubrir su orden,
Aún secreto,
Y que alumbren un sentido que me espera.
Ellas se dejan, dócilmente,
Y conforman unos versos sencillos
Que aquietan mi incertidumbre.
Las acicalo un poco y, piadosas, alimentan mi vanidad.
Sospecho que no he sabido escuchar
Su murmullo grácil y delicado,
Algo sabio como un arrullo.
Quizá no eran palabras,
Sino retales en el desván
De sentimientos abandonados
Como hojas, caídas del árbol
Entre el Silencio y el Grito
Observar y respirar, calladamente
ver la vida fluir, sin intervenir, dejarse tocar y a la vez soltar.
Abandonar toda pretensión de meter las manos,
sólo entregarse en presencia, compasiva,
acompañando lo que sucede.
O gritar, lanzar la voz rasgando silencios de miedo,
ocupar con el grito el espacio de aquellos a quienes se les ha arrebatado.
Gritar para denunciar la injusticia, despertar conciencias,
voz de los sin voz, como siempre, en la historia.
En esto estaba yo cuando me zambullí en el mar,
y las luces de la mañana jugaban con mi sombra
que danzaba en el fondo arenoso
a través del agua transparente, escurridiza y salada.
Y unos pececitos, ingenuos o atrevidos, me picoteaban los pies.
Al salir de agua, me puse crema protectora
para que el sol no me abrasara la piel.
Alma de poeta
El alma de poeta es el anhelo de hacer perdurar la belleza y el vestido para transitar los nudos de la existencia
A mis hermanas
Me conmueve verme y sentirme Nosotras, en femenino y en plural. Mujer entre mujeres, una de nosotras. Ahi connecto con una fuerza serena y una ternura inmensa. Una verdad clara. Porque cuando nos conectamos unas con otras, en esa compañía que no juzga, podemos levantar la cara, mostrar el rostro en cualquier momento: lleno de lágrimas o de mocos, de sensibilidad, de miedo o de vergüenza, de risa deaternillante o de rabia contenida o desbocada y saber que nunca volveremos a estars solas. Que apartarnos, culparnos, ningunearnos o escondernos, ya no seran más lo que ahonde y perpetue nuestras heridas. Hay que salir con la cara al aire.
Nuestro cuerpo retoma, en compañia de nuestras hermanas, la fuerza de nuestros muslos, la vitalidad de nuestra sexo, la certeza de nuestro vientre, la compasión del corazon y la claridad de nuestra mente. Una mirada limpia y limpiadora de dolores, primero los propios y luego los ajenos. Dime, hermana, donde estuviste, que te habia perdido? Desde el origen de los tiempos, te he buscado. Bienvenida.
La fuerza en la fragilidad
A veces, cuando duermo
A veces, cuando duermo, veo claro,
Nutrida de descanso, de bosque y caminatas.
Sé qué quiero:
Aceptar el ayer,
Vivir en presencia el hoy y
Creer en el mañana
Caminar más despacio,
Airear mis pensamientos en la era,
que el viento separe el grano de la paja;
Darme el tiempo de sentir
Y de digerir lo que siento:
Acompañarme las tristezas,
Respetar mi enojo y dejarlo hablar
Escuchar y cuidar mis miedos
Abrirme a la alegría y ¡que corra y vuele!
Que la belleza no me pase por alto …
Ni tampoco por debajo
Que me atraviese por dentro y
a su paso me alimente
Que cuando los que amo me pesen
Abra el corazón y suelte, ¡que suelte!
Que cuando la ola, en su espectacular plenitud,
me asuste, allí dentro d la mar brava,
Pueda confiar en el arte del equilibrio,
Delicado, entre hacer que suceda y dejar que suceda
Que me pueda mirar siempre desde un poco más allá
Que me pueda sentir siempre desde dentro, bien acá
Que descanse cuando esté cansada
y cuide de mi fragilidad
Que ame a la medida de mi corazón
Y que sostenga su fuerza
Que la compasión anide
Y que yo, Anna, pueda respirar la libertad del mundo.
Tivissa, mayo 2019